El júbilo de las olas

Por la plenitud de estar en sintonía con la persona amada, por el latir de un corazón furtivo y navegante, por el camino que conduce al alma a través de la senda exquisita de la piel, por la selva ampulosa que compone la flora mística de los sentimientos, y por el deseo que insta a los amantes a vestirse únicamente de sí, el júbilo del mar me dice que hay marea alta, y que cada ola de amor, de ternura, de comprensión, de dulce y pulquérrima entelequia que se prodigue, estará, irremediable e indefectiblemente destinada, a sumergirme, bajo el íntimo requerimiento que tiene lugar en la plenitud de los cuerpos y los abrazos, en la profundidad arrulladoramente insondable de su ser. En la liviandad de los minutos nuestras pieles hierven, perplejas y deseosas, mientras ella gime y mientras las olas del mar se enredan en nuestros sueños de pasión.

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